domingo, 19 de agosto de 2012

La Raza Guaraní

La Raza Guarani


             Creo conveniente aclarar tres cuestiones fundamentales antes de abordar este tema.
            En primer lugar este trabajo lo desarrollé a los 15 años con la intención o mejor dicho el anhelo de que sea mi primera obra publicada. Por supuesto que nadie me prestó la debida atención salvo algunos cumplidos con lindas palabras, por eso, este articulo terminó guardado en algún cajón como proyecto para el olvido, hasta que hace poco lo volví a encontrar y 16 años después, gracias a la tecnología, voy a poder ofrecerlo al público.  En segundo lugar, una aclaración de índole académica, si podemos llamarlo así, es que a esa edad y sin mucha preparación me dediqué a extraer estos datos e ideas solamente de dos principales autores; Natalicio González y Atilio Garcia Mellid, quienes en cierta forma hasta hoy influyen en mi manera de pensar.
            Tercero y más importante antes que lean es, que lo copié tal cual, respetando aquel mozalbete que fui y que escribió esto con la más noble y sana intención de elevar el orgullo de nuestra gente. Para ustedes.

 
´´La América no conoce la historia del Paraguay sino contada por sus rivales´´
Nuestras raíces.

            El Paraguay es una nación joven sin embargo para encontrar nuestros orígenes deberíamos remontarnos lejos en el tiempo. Esto suena algo difícil pero no es nada imposible y mucho menos para aquellos que aman a su patria.
            Todos sabemos bien que pasaría si a un árbol se le arrancaran las raíces. Por eso es de suma importancia conocer las nuestras, que se hallan en lo más profundo de la raza Guarani.
            Durante el proceso histórico del país ocurrieron grandes tragedias debido a la envidia y ambición de otros países, en especial Argentina y Brasil.
            Encontramos así en el ámbito intelectual a incontables falsarios de la historia cuyo objetivo es claro; el de eliminar nuestras raíces para así tener como resultado a un pueblo débil, prácticamente inexistente pudiendo luego llevar a cabo sus malintencionadas acciones. Como lo dijo Natalicio González; ´´la materia virgen que se ofrece al genio creador del hombre en el ámbito complejo de una nación, es algo amorfa y el pueblo actúa como agente transformador. Cuando dicho proceso se halla regido por los ideales y las conveniencias de pueblos lejanos y exóticos, no se elabora la cultura, se marcha a la barbarie´´
            Así, desde este punto de vista nos encontramos tanto con extranjeros o paraguayos que más bien conocemos como antipatriotas. Si querido lector, lo que quiero decir es que la raza Guarani fue la principal victima de una corriente autodenomina “civilizadora” de origen tanto nacional como internacional.
            Me gustaría aclarar que estos “corriente” toma como agente civilizador todo aquello que sea extranjero, toda influencia foránea, conceptuando a lo autóctono, a lo nuestro como bárbaro (adjetivo con el que los romanos y griegos designaban a los mas incultos).
            Preocupado por esto les entrego a su conocimiento una corta información pero cargada de datos resaltantes de nuestra grandiosa raza Guarani que nada tiene que envidiar a otros pueblos precolombinos ya que su evolución fue más espiritual y consecuentemente soslayaron lo material, y esto debido a diversos factores, algunos de los cuales veremos ahora.


Guerra y dominación.

            El pueblo Guarani pasaba de batalla tras batalla distinguiéndose así como grandes guerreros. Sus dominios abarcaban desde el Orinoco al Plata y desde los Andes al Atlántico, ejerciendo sus minorías un señorío implacable sobre las mayorías sometidas.
            Al problema de ser una minoría y el de las constantes bajas en batalla, encontraron una solución; la poligamia, cuyo objetivo era el de la multiplicación de la progenie para así poder perpetuar la raza como también sus dominios. Cabe mencionar que la poligamia en ningún momento fue utilizada precisamente para el goce sexual.
            Entre los centros del Imperio Guarani encontramos al Paraguay, en especial la región asuncena.
            Ninguna otra raza habrá hecho culto al coraje como lo hizo la Guarani. Un conquistador afirmaba que entre los Timbues al norte de Santa Cruz veinte Guaranies tenían sujetos a 3000 mil indios enemigos.
            Entre otros encontramos a los Chanes, sus esclavos más sumisos, los Tamacosis, los Xores y los Chichas quienes les pagaban tributo, y todos los naturales, afirmaba la Audiencia de Charcas,  les temían más a los Guaranies que al fuego.
            Alvar Nuñez elogia la impecable formación y marcialidad de sus ejércitos.
            Hans Staden se refiere a la agilidad y destreza en la lucha cuerpo a cuerpo.
            Lery admira su fuerza y destreza, agregando que el más diestro de los arqueros europeos apenas podía con el arco de un Guarani de 12 años
            Entre sus más destacadas hazañas podemos citar el ataque al Imperio Inca, gobernado en ese entonces por el Inca Capac, teniendo grandes victorias. Parece ser que su motivación fue el metal, cosa inexistente en territorio Guarani pero abundante en el Imperio Inca. Hay que aclarar que el voraz apetito por el metal no era por codicia sino para darle una utilidad practica ya que el progreso de los Guarani, en lo material, se vio estancado debido a la falta del metal.
            De esta campaña bélica contra el poderoso Imperio Inca se establece la  primera alianza hispano-guarani, con el afán de obtener el tan preciado metal. Así, dos mil nativos junto con cuatro españoles al mando de Alejo Garcia atacan al Imperio Inca. El resultado de esta empresa fue el regreso de los españoles con un inmenso botín pero al no cumplir éstos con el acuerdo de reparto fueron inmediatamente ejecutados por sus aliados.
            La segunda alianza se realiza con la llegada de Salazar de Espinoza teniendo bases más sólidas  que la anterior. Gracias a éste último suceso  podemos conocer con mayores detalles  la vida, en todos los aspectos,  de los Guarani. También podemos decir que en esta etapa se encuentra la prueba más consistente de que esta raza no era de bárbaros y salvajes sino todo lo contrario. Actuaron como el principal agente civilizador de la Región del Río de la Plata.
            Al conocer esto, sería una incoherencia decir que fueron inservibles y holgazanes como muchos lo han hecho.
            De esta manera cumpliendo su admirable y desgarradora labor; las constantes luchas contra los malones (Chaco), bandeirantes (Brasil), Charruas (Uruguay) etc; la prohibición de parte de los españoles de la poligamia; y la importación de nuevas enfermedades, fueron disminuyendo drásticamente su población causando la progresiva  desintegración del pueblo Guarani. Teniendo como consecuencia que lidiar españoles, criollos y mestizos contra los muchos enemigos que tenía la Provincia del Paraguay.
            La raza Guarani lleva los máximos honores de la región del Plata por haber  puesto sus virtudes guerreras y de sabiduría a favor de lo más conveniente para todos.
            A pesar de su completo apoyo, nunca fueron sumisos. Pero la maldad sin limites del hombre blanco con ayuda del cañon, fusil y la espada, lograron someterlos en contra de su voluntad. Y así es, de salvadores, los Guarani fueron hechos a la fuerza esclavos y objetos de lucro.

Artes, cultura y labores.

            Entres las artes se relucieron las creaciones literarias (por llamarlo así) que tenían como objetivo abrir nuevos horizontes a la raza. Esta expresión artística, aunque rudimentaria, expresaba toda una unión racial.
            También se puede citar a la industria del tejido, la carpintería, la cerámica y la escultura, que van perdiendo poco a poco su fin práctico para convertirse en estético. Estas últimas a pesar de ser un deleite para a vista, no pudieron llegar a su máximo desarrollo por la falta del metal, ya que como materiales tenían fundamentalmente la arcilla, el hueso, la piedra y la madera.
            Entre las labores masculinas tenemos la pesca, la caza y la recolección de frutos que la naturaleza les brindaba. Las mujeres se encargaban de las obligaciones  de la casa, de los hijos y de la agricultura.
Por otra parte se dividen dos clases de escritura que más bien no eran prácticas sino simbólicas. Mucho no se puede decir ya que no se han hecho estudios profundos sobre el tema.
            Como idioma tenemos al guarani, el legado más importante que hasta hoy persiste. Para mi, este legado vale más que cualquier monumento, artesanía o fastuosas construcciones, no solo por existir hasta nuestro días  sino por la precisión matemática, la riqueza en vocabulario y la dulzura que encierra, ya que esto refleja lo más profundo, espiritualmente hablando, de la raza Guarani y por analogía también nos refleja a todos los paraguayos.
            Pero este es solo un juicio personal, así que me tomé la libertad de recavar  unas pocas de las muchas  opiniones de ilustrados hombres, entendidos en esta materia, que podrán leer a continuación:
  • El guarani es sin controversia la lengua más copiosa y elegante que reconoce el orbe. (Padre Arzano 1547)
  • El guarani nada tiene que envidiar al griego o al latín en artificio y elegancia. Padre Peramás 1793)
  • Si los hechos no probaran que la nación que la habla jamás ha estado reunida en un cuerpo, aunque ocupe superficie inmensa, se creería que esta lengua ha sido el producto de las maduras reflexiones de una civilización adelantada y de un espíritu de análisis verdaderamente extraordinario. (D´orbigny 1863)

            Hay que aclarar que esto esta en documentos de origen indiscutible sin embargo por parte de los enemigos de la patria escuchamos decir: “El idioma es más avanzado que su civilización”, cayendo así en el abismo de lo ilógico para vivir en su eterno mundo de incoherencias, creado como arma y fundamento de sus propósitos egoístas y malvados.
            Este idioma es el reflejo de la raza Guarani, y una lengua pobre, señores, jamás podría imponer en una vasta área geográfica su indiscutible hegemonía como lo hicieron nuestros ancestros (Caribe hasta la Patagonia).
            El idioma guarani también tiene una trascendencia universal en el ámbito  botánico, siendo después del griego y el latín la lengua que ha dado más nombres científicos, integrando la lista de los aportes que ha hecho el hombre americano.
            Como dice Atilio Garcia Mellid en uno de sus libros: “Un idioma es un alma; en el caso de los guaranies era un alma en un alto nivel de perfección”.

Botánica.

            Los Guarani estuvieron entre os naturalistas más expertos del mundo y no lo digo yo sino el famoso Moisés Bertoni con las siguientes palabras: “eran más adelantados que los europeos del medioevo, hasta los tiempos de Linneo (1707-1778). Por ejemplo, conocían la hibridación, una prueba de esto es la existencia de 24 clases de mandioca. Su permanente prueba investigativa se puede apreciar en los usos de la yerba mate que tenia una inmensa variedad de aplicaciones.
            Esta raza de pequeños gigantes no contentos con haber sido el elemento vital para la conquista de la zona del Plata, de haber creado un idioma que llegó al nivel del griego y el latín, legaron a la ciencia gran numero de plantas medicinales y más de 20 plantas para la agricultura universal.
           
Sociedad y religión

            Nada de bárbaro se puede encontrar en esta raza durante su existencia. Todo lo contrario, encontramos a un ser emotivo, sufrido que nunca se queja. El dolor le es indiferente, lo cual se refleja en el atormentado pero nunca abatido campesino guarani.
            Capaz por eso se dice que estos colosos no tenían sentimientos, sin embargo no hubo ejemplo que un Guarani matase a otro.
            Natalicio González decía en una de sus obras que “en pocas razas del mundo, el niño, pudo gozar de un verdadero amor paternal, cuyas expresiones más atentas  y profundas pertenecían al integrante de la familia.” El hijo era un ser sagrado a cuya formación cultural y moral se le otorgaba los mayores sacrificios.
            Por otra parte esta la mujer, que era muy valorada por su capacidad de reproducción y para la formación de los niños y futuras doncellas de la tribu. Existía la poligamia, y el divorcio de parte del hombre y la mujer eran aceptados.
            El rol de los dos sexos estaban bien diferenciados y todos cumplían estrictamente con su obligación.
            Como mecanismo político tenían las más pura democracia. Las reglas eran cumplidas estrictamente, se respetaba y trataba de igual manera a cada uno de la tribu y su justicia no hacía ningún tipo de distinciones. Si alguien de desviaba, el castigo era implacable.
            Con estas pocas palabras  ya podemos englobar lo que fue la sociedad guarani, que  refleja esa sociedad perfecta, la  sociedad ideal, tan buscada por el hombre blanco.
            En religión, Bertoni decía: “se la puede comparar con las religiones de los pueblos civilizados más antiguos de la India, Grecia, y Egipto y a veces resalta una superioridad evidente”.
            Este culto estaba encabezado por Tupang, el Dios único, aunque existían otros seres que vendrían a ser como genios o duendes que contribuyen a su acción, al proceso creador del mundo pero no son de esencia divina como Tupang, considerado como puro espíritu. Entre ellos también se hallaba Añang que es el único de mal genio pero nada tiene que ver con el diablo de los cristianos.
            En un análisis de mayor profundidad es notorio que este concepto de religión refleja una mentalidad superior que no depende en lo más mínimo de la materia. Demostrando así una avanzada evolución espiritual de tamaña importancia.
            Creían en la vida después de la muerte. Y lo más sorprendente aún, tenían registrado un diluvio universal del cual se salvó una pareja por indicación de su profeta Tamandare subiendo a una palmera, con frutos de los cuales se alimentaban para luego bajar y empezar de nuevo.
            Ahora llega el punto más delicado de su religión: “la antropofagia guarani”. Esto era un rito guerrero-religioso que consistía en comer una parte carnal de un valiente guerrero que había sido capturado en batalla para así poder adquirir las virtudes de la victima.
            Esto fue siempre centro de las mayores injurias hacia esta raza. Pero de tal manera como se hacen difamaciones obsoletas e intrancendentes, tampoco se dio a lugar una explicación clara y sencilla sobre el tema, que no es más que el concepto teológico de la transustanciación, que es lo mismo que el vino y la hostia para los cristianos.
            Es lógico suponer que una vez que su cultura haya escalado un nivel superior, este se hubiera  vuelto simbólico como lo es la comunión de los cristianos. Pero el hombre blanco irrumpió la evolución de esta raza así que es hasta ahí donde podemos mencionar hechos originarios.
            Y así fuimos tocando los puntos más importantes  y resaltantes de nuestra raza Guarani, de la cual Bertoni decía: “fue  uno de los mayores y mas notables pueblos del mundo”, y Garcia Mellid también afirmaba algo muy cierto; “el pueblo guarani no ha muerto, existe y paraguayo o guarani da lo mismo y sigue siendo uno de los más notables pueblos de la tierra”.

Leandro Prieto R.

sábado, 18 de agosto de 2012

BIOGRAFÍA DEL DOCTOR IGNACIO A. PANE.




BIOGRAFÍA DEL DOCTOR IGNACIO A. PANE.

            Entre los intelectuales más distinguidos que dieron brillo a la Asociación Nacional Republicana, cabe mencionar con entera justicia a Ignacio Alberto Pane, nacido en Asunción en 1880, apenas diez años después del martirologio de Cerro Corá. Se destaco desde muy joven en el famoso “Instituto Paraguayo”, donde recibió su educación primaria, con el esmero que ponían en su labor, los connotados pedagogos Doctor Pedro Bobadilla y Escribano Ezequiel Jimenez. Y el ciclo secundario lo curso en el Colegio Nacional de la Capital, juntamente con la mejor juventud de su época. Esta entidad fue un verdadero semillero de intelectuales, que honraron a la cultura nacional.

            Con el titulo de Bachiller en Ciencias y Letras, paso de inmediato a la Facultad de Derecho de la Universidad de Asunción, donde ya desde los primeros cursos, se hizo de respetable fama. Apasionado de la lectura, rebaso el marco meramente académico y acumulo vastos conocimientos e todas las ramas del saber. “Ganose así fama de erudito”, señala Carlos R. Centurión, en el Tomo I de su historia “Historia de la Cultura Paraguaya”. Se especializó en sicología, filosofía y sociología, cuando esta última aún era casi desconocida en el país.

            Convocado para ejercer la cátedra, lo hizo con autoridad y solvencia, en las disciplinas mencionadas, en el Colegio Nacional, la Escuela Normal y la Facultad de Derecho de la Ciudad Comunera, ocasión en que una multitud, entre alumnos inscriptos y otros tantos oyentes, colmaban las aulas. Su reputación fue creciendo y era considerado ya un Maestro de Juventudes. Sus compañeros y discípulos lo recordaron siempre por la profundidad de sus conceptos y el extraordinario don de enseñar, del que estaba provisto.

            Ignacio A. Pane y Juan O’leary se iniciaron juntos en el periodismo y la política, ya que ambos levantaron como bandera de lucha, el rojo pendón del General Bernardino Caballero. Sus primeras armas las hicieron ambos en el periódico “El Estudiante”, “La Semana” y “La Democracia!, punto de partida de sus más connotados logros en las lides cívicas.

            Pane descolló también en la diplomacia, desempeñando delicadas funciones en la representación nacional de Santiago de Chile, que fue el estrado desde el cual proyectó su nombre y sus ideales en el extranjero, identificándose siempre con las grandes tradiciones del Doctor Francia, de los López y del General Caballero. Este último lo distinguió siempre como uno de sus herederos de su inmaculada trayectoria. Así abrevo Pane en las mismas fuentes del nacionalismo paraguayo.

            Y no se equivoco el glorioso Centauro de Ybycui, porque el Doctor Pane fue desde su juventud, una figura emblemática del Partido Colorado, asociación política que identifico su ejecutoria con la causa del Mártir de Cerro Cora. En este sentido, siempre la coherencia de Pane fue absoluta e inconmovible. Y como tal, influyo decisivamente en los cuadros intelectuales del país, adversos al legionarismo en todas sus formas y manifestaciones.




Precisamente el elemento legionario, desde 1870 en adelante, escarneció desvergonzadamente la figura patricia del Mariscal Francisco Solano López. Para contrarrestar tan maléfica campaña, Enrique Solana Lopez, con el apoyo de Pane y O’leary, editaron el diario “La Patria”, órgano de combate de la causa nacional. Como nombre de guerra, Pane escogió el nombre de “Matías Centella” y O’leary hizo lo propio con el seudónimo de “Pompeyo González”. Alguna vez, la juventud que lleva su nombre, debemos reeditar aquellos artículos de combate, que modificaron el curso de la historia.

            Plenamente consciente Pane de la entereza de las Residentas, durante la guerra que nos trajo la inicua triple alianza, publicó un poema de gran inspiración lírica, titulada “La Mujer Paraguaya”, poniendo de resalto el sacrificio de las madres, las esposas, las hermanas y las novias, a todo lo largo de la hecatombe de 1864-1870. Publicado en 1899, aquel poema, que es un canto a la justicia y al amor, consagro al Doctor Pane como el más destacado poeta lírico y épico de su generación. ¿Cuántos de nosotros lo conocen? Muy pocos. Y eso debe ser rescatado del olvido.

            Juntamente con Solano López el joven y O’leary, Pane consagro su vida a la predica y a la practica del nacionalismo paraguayo, definiéndolo como una emoción espiritual incanjeable y un posicionamiento racional de sólida raíces históricas y sociológicas, para defender y desarrollar la genuina identidad del pueblo paraguayo. El tema era más agudo inclusive, por el afán legionario de sustraernos a nuestras glorias y entregarnos al mercantilismo porteño. Aquellos tres gladiadores frustraron para siempre, todo conato de supremacía liberal.

            A juicio del citado Carlos R. Centurión en la obra mencionada, Pane fue entre los nacionalistas “el mas convincente y hábil de aquella época apasionante de nuestra historia” “Su vocación, sus afanes de investigador, su espíritu critico, agudizado por el estudio de las ciencias abstractas, le permitieron sentar tesis definitivas”. Debemos asumir con pesar, lo poco que conocemos en torno a la bibliografía del Doctor Pane en la actualidad. Y ha llegado la hora hacer una rectificación de fondo.

            Como era de esperar, desde muy joven Pane se inscribió en el Libro Rojo del coloradismo. Su actuación no conoció altibajos. Puso talento y dignidad en la empresa de poner de resalto la significación de su partido en los anales políticos nacionales. Si bien la traición de 1904 peso como una lapida mortal sobre la cultura paraguaya, y e particular, sobre la ejecutoria cívica de la Asociación Nacional Republicana, el Doctor Pane fue uno de los mas conocidos adalides del coloradismo. Sufrió persecución, cárcel y destierros, sin declinar jamás en sus convicciones. Su vida es un ejemplo para la juventud y toda la ciudadanía.

            En medio del torbellino de las pasiones, no cejo en su labor periodística desde las columnas de “La Tarde”, denunciando los infinitos desbordes del Partido Liberal. El Doctor Centurión, pese a militar en dicho partido, le hace justicia: “Después de la revolución de 1904, Pane ha dejado paginas inolvidables, que parecen escritas a sangre y fuego”. No dejó de lado, sin embargo, su monumental obra científica, política y literaria. En el próximo articulo haremos una breve reseña de su contribución a la cultura paraguaya.



Breve reseña del aporte de Ignacio A. Pane a la cultura paraguaya.

Dejó el Doctor Pane unas importantes “Lecciones de Literatura Preceptiva”; un “Tratado de Sociología”, que durante mucho tiempo fue texto de estudio para profesionales y estudiantes; adelantándose a los actuales ensayos indigenistas, el Doctor Pane describió a “La mujer guarani”, “El indio Guarani” y “La familia paraguaya”. Con visión de porvenir, editó “Nuestra bandera en las guerras futuras”, cuyo contenido posee rauda actualidad y explica muchas cosas, aún en las sombras, que ocurrieron en el Paraguay.

            También se publicaron los títulos siguientes: “Conceptos de la filosofía”,  “Cantos extranjeros al Paraguay”, “La mujer ante la causa obrera”, “Geografía social”, “ El método y las ciencias sociales”, en los cuales desarrolla principios del socialismo humanista, a la sazón, prácticamente desconocidos en nuestro medio. En este sentido, el Doctor Pane enriqueció el bagaje intelectual del coloradismo, poniendo énfasis en lo social, en franca polémica contra el individualismo liberal. Resulta increíble todo cuanto ignoramos sobre este eminente republicano.

            En el ámbito literario, escribió “La canción de la tijeras”, “Poesías selectas” y el drama titulado “Beatriz”. Además fue el primero en escribir poesías en idioma Guarani, enriqueciendo el conocimiento de nuestra lengua matriz, tan poco conocida hoy, salvo un conjunto de palabras de uso coloquial. Amaba el idioma Guarani, el cual sabía manejar  a la perfección. Este es otro aspecto que debemos reivindicar, del rico legado del Doctor Ignacio A. Pane

            Si a todo esto, le sumamos su obra científica, principalmente filosófica y sociología, así como su paso por el Congreso Nacional, donde sostuvo grandes polémicas con el liberal Modesto Guggiari, sobre la trascendencia del marxismo, podemos darnos cuenta que el Doctor Pane es un hombre de avanzada en el pensamiento y en la acción, como muy pocos los hubo en nuestra patria. Debemos sentirnos orgullosos, por eso, de enarbolar su augusto nombre.

            A titulo de ejemplo veamos su famoso “Don Quijote abá ñee me”, como un paradigma:
                        Oico petei Levy, ñandeypyjhape,
                        Caraimi petei iporajhumiva,
                        Jhedyva ichu iva
                        Mombyry ojhupytyva iñapynguape
                        Piruramo yepe, ñorairojhape
                        Ndypori pyaguzu Jese omoiva
                        Itarovainte, jha jhapepe oiva
                        Ojheyase opaichavo jhendape
                        Vai oicorire, ape jha pepe
                        Jhapichape ojhayjhugui pucajhava
                        Jhera nomombaci ñandeapytepe
Ndiporimo ivaiva jha iñañava
Yaicorire yuasyjhuvo, yaikovepe
Peteimimi jha eicha itarovava

           


Es probable que para muchos compañeros, esta versión de Don Quijote de la Mancha en idioma Guarani, constituya una verdadera sorpresa. Por eso precisamente la insertamos en esta breve biografía del Doctor Pane, como un incentivo para una investigación a ser realizada ulteriormente, con la debida profundidad. Porque en realidad, muchos aspectos de su vida y de su obra, nos darán verdaderas sorpresas.

También su poesía titulada “El Pombero” es digna de que sea reproducida aquí.

            “¿No lo oistes? ¿No te espanta ese silbido
            Que ha salido del espeso matorral?
            No es el grillo ni la víbora
            Ni el fatídico chirrido del suinda.

            No es el viento que silbando se detiene
            Del callado cementerio en el cipres.
            Ni el arroyo en su salterio
            Cuyas notas se repiten en monótono sostén.

            No es la voz con que se queja a media noche
            Tristemente en el boscaje urutau
            Ni la débil voz doliente con que el pora nos revela
            Sus angustias cuando deja el ataúd”

Como expresión de belleza, esta breve trascripción nos da la pauta de la vena poética de alto vuelo, del Doctor Pane, admirado en los círculos literarios del país y del exterior, por la delicadeza descriptiva de su estro. Quisiéramos extendernos más, pero que eso se quede oportunamente, en manos de quienes salgan a reflotar su memoria.

El Doctor Ignacio A. Pane cerró sus ojos eternamente en Asunción, en el año 1920. Su muerte fue una verdadera pérdida para la patria, que se vió privada así de uno de sus mejores hijos. Nos queda a nosotros el recuerdo y el deber de conocerlo y darlo a conocer al estudiantado y a todos los paraguayos.

EL PENSAMIENTO DE IGNACIO A. PANE

           
            Los orígenes del pensamiento filosófico del Doctor Ignacio A. Pane, tienen su punto de partida en Aristóteles, quien además de no ser un exponente del individualismo (y como tal, adversario del sistema liberal), enseño con meridiana claridad que la sociedad tiene una personalidad distinta y superior a los miembros que la componen. Dicho de otro modo, toma posición por un socialismo humanista, que se traduce en su concepción de la “polis” griega, que expresaba la concepción organicista de la sociedad, en contra de la escuela atomista de Democrito y Epicuro. Porque en lo que respecta a la comunidad, Aristóteles sostuvo con fuerza en su obra “Política”, que la polis no es un agregado de individuos, sino una comunidad de destino.

            Por eso mismo, Aristoteles puntualiza expresamente: “Vemos que toda polis es una comunidad”. Podemos así captar la enorme diferencia conceptual y de fondo que hay entre Aristóteles y Platón. Mientras que para la ciudad platónica lo constitutivo son las leyes y las disposiciones anímicas de los sujetos, separados entre gobernantes y gobernados, para el concepto aristotélico “polis” lo decisivo es la comunidad política entre los ciudadanos y sus modos de liberación y de decisión, en condiciones de igualdad para todos. Para el, este proceso social de argumentación-deliberación, dentro de una comunidad política, es  lo que constituye específicamente la “polis” democrática, republicana y moralmente buena. En este punto se abre la corriente anti-liberal que va a subsistir exitosamente hasta el presente.

            En las raíces, republicana y democrática de Aristóteles ( por ende, antiliberal individualista) bebió sus primeras fuentes  de formación intelectual de Doctor Pane. Su opuesto fue el doctor Cecilio Báez, liberal manchesteriano, individualista y favorable al capitalismo al que para ironía de la posteridad, llamo “civilizador”. Siempre en esa línea de pensamientos, el Doctor Pane no se dejo encandilar por el iluminismo de siglo XVIII, ni mucho menos por las doctrinas  de John Locke y Adam Smith, padres de la doctrina liberal. En cambio estudio profundamente a Hegel y su concepción del Estado omnicomprensivo y a Augusto Comte. El filosofo positivista, uno de los creadores de la sociología, que el Doctor Pane convirtió en norma intelectual de su vida.

            En efecto, utilizó la dialéctica hegeliana como método de investigación científica y expuso el positivismo a la crítica de la comunidad intelectual paraguaya. Un autor identifica a Cecilio Báez y a Ignacio A. Pane, como mentores de la modernización de la Universidad Nacional y añade que el segundo es “ un positivista pleno” y que en él,” el positivismo adquiere preponderante acento sociológico, desde el equivalente de lo que la filosofía es a una ciencia en formación, y es a las ciencias sociales el equivalente de lo que la filosofía es a una de las demás ciencias”. (“Influencia del positivismo en el Paraguay”, Justo Pastor Benítez (h), Napa, colección Prisma). Como sabemos, la sociología es una ciencia que concibe la sociedad en su unidad e intenta explicarla según leyes y causas cósmicas, conforme de la evolución universal, de la cual no es sino una fase la evolución social”.
            A juicio de Pane, “lógica e históricamente, Comte tenia razón al colocar a la sociología en el lugar mas alto de las jerarquías de las ciencias, ya que las supone a todas y de todas ellas necesita”. (Ignacio A. Pane, “Apuntes de la sociología”, Editorial América, Madrid). A su vez el polígrafo J. Natalicio Gonzáles, considera a Pane uno de los referentes mas connotados de la intelectualidad paraguaya. Apreciación en la que coinciden Fulgencio R. Moreno y Manuel Domínguez.

            A juicio de un contemporáneo, nos referimos al Doctor Efraín Enríquez Gamón, puntualiza que en una época que se caracteriza por lo que podríamos llamar “la batalla de las ideas”, los planteamientos mas serios surgidos en el seno de ANR y sus expositores principales son. (1) Juan E. O’ Leary, en la reivindicación de los valores nacionales. (2) Ignacio A. Pane, en la defensa de un orden social mas justo. (3) Ricardo Brugada, defensor de los pobres y de las clases obreras. (4) Fulgencio R. Moreno y Manuel Domínguez, sobre los derechos territoriales del chaco, (5) Juan León Mallorquín, propagador de la reforma agraria. Y (6) J. Natalicio Gonzáles, tal vez el ideólogo mas incisivo y rotundo que tiene el Partido Colorado. (“Ideologías de los partidos políticos del Paraguay”, editado por el instituto paraguayo de estudios sociales y la editorial cuadernos republicanos, página 298 a 311, Efraín Enríquez Gamón.

            Este autor le hace plena justicia al doctor Pane, cuando hace su presentación como el mayor defensor de un orden social mas justo, en concordancia con los otros próceres del coloradísimo citados en la obra de referencia.  A su vez, el Doctor Prieto Yegros añade que “el acento social forma parte esencial de la ideología colorada; dicho acento es mas intenso a medida que crecen los problemas sociales”.

             Y refiriéndose al Doctor Pane, comenta que “el fuerte sentido de identidad con la lucha gremial llevo a Ignacio A. Pane a decir, en un estudio divulgado en 1916, que el Partido Nacional Republicano se había adelantado en materia social, al incorporarla a su programa, aseverando que NO PUEDE DECIRSE QUE EL PROBLEMA OBRERO FIGURE EN NUESTRA PLATAFORMA POLÍTICA COMO SIMPLE RECLAMO. NO NOS HEMOS LIMITADO A LAS PALABRAS, A LAS LINDAS PALABRAS, HEMOS LLEVADO A LA PRACTICA NUESTRAS IDEAS SOCIALISTAS”, ejemplificadas en el proyecto de la jornada laboral de 8 horas.

            Y concluye el Doctor Prieto Yegros: “Es evidente que el socialismo nacional de Pane, sin ningún parentesco marxista, implicaba la adopción de una nueva legislación social, y un mejoramiento integral de la sociedad en beneficio de los sectores mas débiles”, (“Ideología de los Partidos Políticos del Paraguay”, ya mencionado mas arriba). El Doctor Pane cerraba este mensaje  al porvenir, con este concepto. “No pretendemos suprimir de golpe y porrazo el capital, sino transformarlo, mejorarlo”. (Ignacio A. Pane, “Política y Obreros”). Es un desafío pendiente, que corresponde asumirlo a las generaciones actuales.

            Es de suma importancia aclarar que al referirse a socialismo no estamos mencionando el marxismo que hoy intentan imponernos, sino a la atención y solución de las cuestiones sociales que aquejan a los más débiles. Por otra parte es fundamental no caer en la equivocación que algunos han cometido en encasillarle a la Asociación Nacional Republicana como un partido socialista. Craso error! La A.N.R. es un partido Republicano cuyos orígenes se remontan a la Grecia antigua, a la Republica Romana, a la Revolución Independentista Norteamericana, a la Revolución Francesa y a la brillante síntesis del Gobierno del Dr. Francia que no en vano fue incluido en el Calendario Positivista de Augusto Comte, siendo él y Bolívar, los únicos latinoamericanos en ocupar dicho sitial, como nos comenta en un trabajo el Dr. Julio Cesar Frutos.

            Estas ideas son el numen del Centro Universitario Ignacio A. Pane. Ellas deben iluminar los pasos de universitarias y universitarios tanto en su vida privada como en la pública.

Leandro Prieto Ruiz

jueves, 16 de agosto de 2012

Dia del Niño en Paraguay

 
Batalla de Rubio Ñu. (Acosta Ñu)

         Luego de arribar sin tropiezo a Caraguatay el último soldado de la larga columna del Mariscal, los dos cuerpos de ejército de la alianza comienzan a buscarse, dejando medio envuelto a Bernardino Caballero con su división de 3000 efectivos, casi todos niños y adolescentes. Suponiendo el enemigo que López se halla encerrado, apuran los pasos lo cual obliga al general paraguayo (Bernardino Caballero)a presentar batalla en campo abierto cuando va cruzando por un lugar denominado Rubio Ñu, Díaz Cue o Acosta Ñu. En ese momento elige la mejor posición posible, el paso del arroyo Yukyry, punto todavía bastante lejano. Por eso encomienda a los veteranos del 6° batallón entretener al enemigo mientras el con los niños y jóvenes se dirigen al lugar señalado. El comandante Bernardo Franco mientras tanto cumple tales ordenes y detiene a los brasileros pero a costa de su propia vida y de casi todo el batallón.

         Gracias a ello, Caballero emplaza su artillería y despliega su tropa en el paso del arroyo cuando ya recibe el primer asalto de la vanguardia enemiga. Cedemos la palabra a Oleary porque es la propia de Caballero: “Desde ese momento, los ataques se suceden sosteniéndose los paraguayos con una bravura admirable”. “Aquellos niños sublimes pelean con tal denuedo que los batallones quedan acobardados después de cada avance”.

         Pero las municiones se agotan y cada enemigo que cae es repuesto en el acto por otro, mientras del lado opuesto no hay reposición. Son casi seis horas de lucha. Entonces Caballero, aprovechando el desconcierto causado, decide buscar las selvas de Caraguatay para guarecer a sus diezmadas tropas. Cruza el arroyo Piribebuy y nuevamente allí defiende su paso. Prosigue Oleary: “Aquí vuelve a renovarse la lucha con la misma ferocidad, resistiendo siempre los paraguayos a los múltiples y sucesivos ataques del invasor”. Prosigue el combate, pero de pronto se percibe un temblor que va creciendo y creciendo en intensidad como si se tratara de un terremoto o una tempestad. Sigue Oleary: “Es la caballería de Camara que llega a toda carrera, precediendo al segundo cuerpo imperial”. Aun así le enfrentan los niños dirigidos por los tenientes José Aquino y De la Cruz Melgarejo, bajo el comando del capitán Blas Fleytas pero se trata de la última resistencia. Son más de 8 horas de combate. A partir de ese momento los niños son exterminados por los cuerpos que llegan en oleadas, mientras Caballero, al ver todo perdido, con cuatro o cinco compañeros se interna en la selva para encontrarse con la otra sección de su división que logró evitar a tiempo el envolvimiento y no participó de la lucha. Son casi doce horas de batalla. (Versión de Bernardino Caballero recogida por Oleary).

         Quedan en el campo 87 carretas con bueyes, armamentos, municiones y banderas, 1800 paraguayos muertos y 1600 prisioneros tomados ya sin municiones y sin otras armas con que defenderse, entre estos, el coronel Florentín Oviedo, segundo de Caballero. (Francisco I. Resquin, obra citada).

         Los brasileros creyeron que se trataba de una gran fuerza y buscaban los datos de los efectivos paraguayos comprometidos en la lucha. Fue interrogado el coronel Florentín Oviedo por el general brasilero Preda:
-         Cuantos fueron los combatientes paraguayos?
-         No sé, señor. Pero si usted quiere cerciorarse de la verdad, puede ir al campo de batalla y contar los cadáveres de los paraguayos, y agregar el número que resulte de los prisioneros que están presentes y tendrá el total.

         Pedra abre los ojos y lo mira profundamente asombrado al jefe paraguayo sin proferir un sonido, lo cual es imitado por sus subordinados. Reina por unos segundos un espontáneo recogimiento. Tan fuerte y a la vez sentida resulta la respuesta que inmediatamente ordena que lo atiendan deferentemente a Oviedo, un valiente con mayúsculas rendido solamente por romper su espada, carecer de armas y municiones. Pedra es de los contados generales que han hecho honor a su condición de pundoroso soldado. Así procedió en Piribebuy con otros prisioneros.

         Entre tanto, parte Caballero con el resto de su tropa que son tan solo 2320 hombres de los originales 5500 que salieron de Azcurra, mas los 1200 efectivos todavía apostados y esperando en las trincheras de Caaguy Yuru, el Boquerón protector del monte de la entrada a Caraguatay.

(Texto extraído del libro “Bernardino Caballero. El autentico” del Dr. Osvaldo Bergonzi)
 
El maestro Medina y su escuelita.

         Atraído por el nombre de Villarrica del Espíritu Santo, llegó a esa población, a mediados de 1854, Clemente Medina, súbdito español de profesión docente. Le fascinó el lugar, enmarcado por cerros y arroyos y, entonces, decidió quedarse en el distrito de Mbocayaty, a orillas del arroyo Bobo, en un ligar llamado Pirity.

         El maestro Medina era un hombre corpulento, blanco, y de mirada vivaz. A su voz bien entonada le acompañaban pulidos modales, que muy pronto le permitieron ganar la simpatía y confianza de sus vecinos. Éstos, organizados en “minga”, se turnaron para ayudarle a construir su rancho “culata llovía”, con una habitación más amplia que la otra, a fin de destinarla a una escuela.

-         Ahora construiremos un plinto y levantaremos un mástil para la bandera- dijo el maestro.

         Cuando concluyó la construcción se aseó todo el edificio y se lo adornó con guirnaldas de flores silvestres y banderines de papel. Entonces vino el Cura Párroco a bendecir la inauguración, tras la cual todo el vecindario disfrutó de un “karú-guasú” (banquete) y de un alegre “jeroky” (baile).

         Muy pronto la localidad se hizo famosa porque todos sus habitantes sabían leer y escribir. Por la mañana asistían a clase las niñas; por la tarde llegaban los varones.

         Clemente Medina, como “maestro único” hacía las veces de director y atendía todos los grados. Entre los conocimientos útiles los varones aprendieron a cultivar hortalizas y plantas cítricas en el patio de sus casas. Con el paso del tiempo relucieron los liños de limoneros, naranjos y mandarinos tal como antes lo reglamentaba el Dictador Francia.

         A su vez, las niñas se dedicaron a la cría de aves de corral, y también endulzaron el vecindario con la elaboración de “koserevá”, dulce de naranjas hecho con miel de caña de azúcar.

         Como parte de las lecciones de patriotismo, diariamente se izaba la bandera y se cantaba el Himno Paraguayo.

         Izar el Pabellón patrio era un honor que el maestro Medina confiaba, alternadamente, a los alumnos que se distinguían por su buena conducta.
         Los días pasaban felices, sin más cambios que los de la temperatura, hasta que en la primera semana del mes de agosto del año 1869 llegó a la escuelita un alférez a caballo. Traía para el maestro Medina la citación  de presentarse con sus alumnos al campamento Azcurra. Desde entonces la
 escuelita quedó abandonada porque a excepción de Dolores, niña de 14 años, hija del maestro, todos murieron en la batalla de Acosta Ñu, encerrados en un crepitante círculo de fuego. Lo último en quemarse fue la Bandera Tricolor que al caer de las manos del niño abanderado le sirvió de sudario.

-          A esa tragedia sobrevivió mi abuela Dolores Medina, quien desde el Cerro de la Gloria, vio con las Mujeres Residentas, lo que sucedía en el valle. Y como ella me contó yo les cuento- dijo el Dr. Raimundo Paniagua, al conversar con sus vecinos barrereños.

Margarita Prieto Yegros

Así se veían los pocos sobrevivientes de aquella batalla, si no son los únicos, ya que los brasileros quemaron el pastizal del campo de batalla, donde murieron incinerados los heridos junto con sus madres y/o parientes que acudían a rescatarlos.

Estas fotos fueron extraídas del libro "Soldados de la memoria" de Miguel Angel Cuarterolo, Editorial Planeta Argentina S.A.I.C., PRIMERA EDICIÓN

jueves, 9 de agosto de 2012


El Amor (Parte I y II)

            Un gran sicoanalista y filósofo humanista planteó en su momento que el amor es como el arte, por lo que para llevar a cabo su desarrollo deberíamos estudiarlo, conocerlo y practicarlo como si fuéramos a ejercer un arte (pintar, escribir, cantar etc).

            Es cotidiano presenciar episodios en donde, algunas veces espontáneamente alguien se quiebra emocionalmente, u otras veces, acude a nosotros, como amigo/a, para descargar de sus adentros una profunda tristeza, o en situaciones desesperadas, pedir consejos por causa de una crisis de amor.

            No es el objetivo de este artículo dar solución a aquellas situaciones pero si tiene como fin dar una base al lector de lo que al menos en parte fue la evolución de la palabra amor durante la historia.

            Al leer o escuchar la palabra amor todos sentimos una diversidad de emociones, algunos la rechazan, otros se tornan indiferentes y entre los terceros podemos citar a los que lo ansían profundamente.

            Esto va dedicado para todos aquellos, que creyendo aún en el amor, lo quieren entender o al menos lo quieren conocer por más que sea parcialmente desde un punto de vista teórico, ya que sería inadmisible describir en palabras ese estado intangible, misterioso, sin limites, cuya fuerza a veces nos supera de tal forma que hasta se le han dado connotaciones mágicas como fruto de su inexplicable influencia sobre nosotros.

            El amor no es propiedad de académicos, sicólogos, científicos, etc  ni tampoco su lugar es en una clase magistral o una tesis doctoral. Es una res universal, que todos lo vivimos, lo sentimos, lo sufrimos y disfrutamos. Es por eso que con  humildad me atrevo a esgrimir estas ideas, que lejos de ser solo mías, son parte de una historia y literatura universal, que reflejan en todo momento, circunstancias o hechos que todos, cada cual en su caso, hemos experimentado.
I
            Lo fundamental en la elaboración teórica es siempre partir de un buen diccionario. Veamos que dice el diccionario de la Real Academia Española al respecto; Amor:
1. m. Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.
2. m. Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.
3. m. Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo.
4. m. Tendencia a la unión sexual.
5. m. Blandura, suavidad. Cuidar el jardín con amor
6. m. Persona amada. U. t. en pl. con el mismo significado que en sing. Para llevarle un don a sus amores
7. m. Esmero con que se trabaja una obra deleitándose en ella.
8. m. p. us. Apetito sexual de los animales.
9. m. ant. Voluntad, consentimiento.
10. m. ant. Convenio o ajuste.
11. m. pl. Relaciones amorosas.
12. m. pl. Objeto de cariño especial para alguien.
13. m. pl. Expresiones de amor, caricias, requiebros.
            En estas definiciones se puede ver una cierta complicidad con el acomodamiento de la palabra a una importante cantidad de acepciones. Pero esto es así? O mejor dicho, esto fue siempre así?

            Este sencillo esbozo no podría si no continuar desmenuzando algunas referencias sobre el amor de la Grecia clásica. Aunque hay que aclarar, independientemente a la clasificación que le dieron, al final, fue en suma conveniente explicar lo inexplicable con la creación de Cupido, figura recurrente, que expresa lo que el común de la gente entiende por amor o sea enamoramiento. Esta figura tierna de un niño con alas, cual angelillo, lleva consigo una flecha y un arco, arma mortal de guerra en aquellos tiempos, que hoy tan solo sirve para el deporte (y quien no dice que el amor no sea un deporte en estos días), misteriosamente flechaba a sus “victimas” para que estas queden enamoradas (atracción, amor, sexo). Pero bien volvamos al fondo.

            Para los griegos el amor podía dividirse básicamente en:

  • Eros: es lo que conocemos comúnmente como estar enamorados. El deseo, la pasión, el amor que se siente hacia otra persona para formar pareja. Tiende a lo físico y emocional. Acá es donde actúa Cupido.

  • Ágape: es un tipo de amor puro, ideal y universal. A veces confundido con eros, en sentido de amor personal, pero lo cierto es que este es el amor per se que trasciende lo limitado para ser inmanente que se manifiesta en lo absoluto. Es de esencia espiritual.

  • Philia: se refiere a la afinidad hacia una persona, grupo o comunidad; amigos, familia, vecinos, compatriotas, compañeros etc.

  • Storge: es aquel amor natural, es decir, que la madre naturaleza nos ha inducido en concordancia con su gran sabiduría. Como el de la madre al hijo por ejemplo.

            Si bien existe una gama un tanto más amplia que la mencionada, sin contar los arquetipos amatorios modernos, esta pequeña lista ya nos puede brindar una idea pronta de lo que los helenos pensaban sobre el tema.

            En la Roma antigua la cosa fue igual. Como decía Indro Montanelli, por más que los romanos conquistaron manu militari a la Grecia toda, ésta venció imponiendo su cultura y pensamiento.

            En la Edad Media  todo fue más simple. El amor era amor a Dios. Adoración al Supremo, y lo restante, pasó a un plano  oculto pero no inactivo. Es que la naturaleza del hombre y la mujer ha sido la misma desde tiempos inmemoriales, Ya saben a lo que me refiero (relaciones apasionadas, sexo por placer, infidelidad, hijos extramatrimoniales, lujuria, lascivia etc). Cupido, aunque desterrado, seguía flechando.

            De repente tal como destello irradiante de nuevos tiempos aparecen Petrarca, Dante Alighieri y bastante después Cervantes, por mencionar a algunos, quienes devotos de amor por mujeres reales, pero a quienes no conocieron en el estricto sentido de la palabra, salvo algún encuentro fortuito, las tuvieron como musas de su inspiración y profesaron un amor ideal. Era el amor Platónico, el cual, nos saltamos en describir de entre los griegos ya que todos sabemos al menos en parte a que se refiere. Para mi se puede definir como el ágape, amor puro, espiritual, con tensión hacia el eros como atracción personal física y emocional lo cual nunca ocurrió). Era un amor ideal en el que no existían intenciones de acercamiento físico.  Esto era en el siglo XIV.

            Fin de primera parte… la segunda se pone mucho más interesante ya que esta es la introducción… el siguiente articulo se torna más adecuado a nuestros tiempos!

SEGUNDA PARTE

 
Nos habíamos quedado en el siglo XIV cuando Petrarca, habiéndose cruzado con Laura, en un arrebato de amor platónico e idílico la convirtió en numen de sus pensamientos y corazón, tal como Dante con Beatriz, quien la esperaba en el paraíso, tras haber recorrido, el celebre autor, las dimensiones de su Divina Comedia. En el caso de Cervantes, un tanto posterior en época, figura el famoso Don Quijote, que en un estado casi de locura, otorgó a Dulcinea el titulo de Princesa, sin nunca enterarse ésta, de la suerte que había corrido.

            Por esos tiempos como ya mencionábamos, el amor era un ideal, era el amor al amor, sin necesidad o deseo de tan siquiera un acercamiento.

            Pero los tiempos cambian, lo que ayer fue oculto o idílico estalló como una protesta para cambiar culturalmente, o sea, en la forma de concebir el amor. Hablando de unos doscientos  años después aparece Shakespeare quien vivía en un contexto un tanto similar a las épocas pasadas cuando en general el estar enamorado se consideraba como una enfermedad que podía ser tratada o también fenecer ante ella.

            Lo que si que Shakespeare con su obra “Romeo y Julieta” causó estragos en el contexto del amor. Y es aquí donde el amor empieza a adquirir su forma individual, o sea, de una persona a otra (interpersonal) y todo lo que esto implique (besos, abrazos, caricias, sexo, pasión etc). No es que solamente esta obra haya logrado todo eso, si no que es en el momento de su creación cuando el fenómeno se estaba gestando. Cupido seguía jugando sus cartas.
            Es menester aclarar, que hasta aquí, el amor era propiedad exclusivamente de la clase noble, de las clases altas, era inconcebible que gente de origen humilde pudiera amar, en el sentido de pareja o enamoramiento, ya que, se lo consideraba como un arte complejo al que solo podían acceder personas bien educadas, preparadas e ilustradas.

            Era bastante complicado ingresar al círculo lúdico del amor. Primero ser de sangre noble, segundo ser o aparentar una persona cultivada y recién ahí estaban dadas las condiciones primarias para ingresar a este seráfico y peligroso juego, donde, o se ganaba todo, o se perdía todo.

            Tuvieron que pasar otros dos siglos, más o menos, para que la monopolización del amor se desmantele y llegue a todos los estratos sociales. Fue el movimiento de la Ilustración, corriente intelectual del siglo XVII al XVIII, que propugnaba el dominio de la razón humana y por tanto la valoración suprema del hombre, el que protagonizó la democratización de este sentimiento, planteando que era una cualidad interna de todas las personas sin ningún tipo de distinción.

            De esta época ya nacen ideas varias sobre el amor. Las dos más importantes e influyentes las mencionamos a continuación.

            En primer lugar, en palabras de Christiane Zschirnt; “en el ámbito de la nobleza europea de los siglos XVI y XVII se dan por supuestas las aventuras extra matrimoniales. Valían tanto para hombres como para mujeres. El amor consistía esencialmente en seducir y en ser seducido, y requería discreción, táctica y muchas habilidades retóricas. En el siglo XVII nadie se hubiera incomodado ante la afirmación que el amor era una convención social. El amor galante fue un exquisito juego de sociedad el que hubo expertos: los libertinos y las coquetas”. Es cierto que todo esto se daba por sabido, mas el hecho de ser descubierto significaba la muerte social.

            Cabe aclarar que en ese momento el amor y el matrimonio estaban lejos de ser relacionados. El amor era pasión, fuego, intenso pero temporal, de poca duración. En cuanto al matrimonio, era una institución vista con frío cálculo sea por motivos económicos o políticos, de donde se buscaba generar alguna ventaja de la unión.

            En segundo lugar, ya terminando este periodo brota el sentimentalismo. Que en palabras de la supra mencionada escritora se  define como un lugar donde: “reinan las sensaciones! Aquí se abren los corazones, aquí uno es sensible, aquí habla el alma! En este lugar los labios se estremecen, los nervios revolotean, las manos tiemblan. Aquí uno suspira y languidece, existe el desaliento y la esperanza, se fracasa y se sufre. También se llora. Todo llega al corazón.” “El amor romántico deja al descubierto el corazón”.

            Como verán Cupido seguía desperdigando sus atributos, aunque uno de ellos, un tanto nuevo,  estaba emergiendo para dar un nuevo rumbo a las cosas. La durabilidad del amor y por lo tanto su compatibilidad con el matrimonio. Tal es así que hoy lo consideramos como sentimiento base del matrimonio. En lo personal me hubiera gustado que la historia termine aquí pero tal como,  Werner Sombart,“consideraba la desnaturalización del amor en la sociedad como una última etapa de un proceso destructivo de evolución que no es privativo de la cultura occidental: En primer lugar, el amor perdió su individualidad con el cristianismo, que lo unificó y teocratizó: ningún amor era genuino si no provenía de Dios, si no era aprobado por la Iglesia. Le siguió un período de «emancipación de la carne», que comenzó con tímidas tentativas y que se continuó, con los trovadores, con un período de sensualidad más acentuada, de desarrollo pleno del amor libre e ingenuo. Por último, aparecieron una etapa de gran refinamiento y, como colofón, la relajación moral y la perversión.”
            Si bien no coincido en los puertos que da a la evolución de nuestra palabra, este renombrado cientista social, realizó trabajos dedicados a este tema y en lo que si puedo consentir plenamente es que como colofón se vino “la relajación moral y la perversión”, que es, en la opinión de muchos, la característica principal de nuestro presente.
            Concluyendo este pequeño artículo me remito a la pregunta inicial que dio pie a  este desarrollo:… Pero esto es así? O mejor dicho, esto fue siempre así?...

            Decía Werner Sombart en su obra Lujo y Capitalismo que: “ como las olas del mar, los distintos modos de vida se van sucediendo. La ola que ahora nos lleva no tiene nada que ver con la que en su ascensión y decadencia queremos estudiar aquí”, luego continua; “los desarrollos no son rectilíneos sino que conviven tendencias opuestas. De ahi que solo en un sentido general, se puede hablar de una evolución uniforme en la concepción y práctica del amor en nuestra edad moderna”.

           
Nos habíamos quedado en el siglo XIV cuando Petrarca, habiéndose cruzado con Laura, en un arrebato de amor platónico e idílico la convirtió en numen de sus pensamientos y corazón, tal como Dante con Beatriz, quien la esperaba en el paraíso, tras haber recorrido, el celebre autor, las dimensiones de su Divina Comedia. En el caso de Cervantes, un tanto posterior en época, figura el famoso Don Quijote, que en un estado casi de locura, otorgó a Dulcinea el titulo de Princesa, sin nunca enterarse ésta, de la suerte que había corrido.

            Por esos tiempos como ya mencionábamos, el amor era un ideal, era el amor al amor, sin necesidad o deseo de tan siquiera un acercamiento.

            Pero los tiempos cambian, lo que ayer fue oculto o idílico estalló como una protesta para cambiar culturalmente, o sea, en la forma de concebir el amor. Hablando de unos doscientos  años después aparece Shakespeare quien vivía en un contexto un tanto similar a las épocas pasadas cuando en general el estar enamorado se consideraba como una enfermedad que podía ser tratada o también fenecer ante ella.

            Lo que si que Shakespeare con su obra “Romeo y Julieta” causó estragos en el contexto del amor. Y es aquí donde el amor empieza a adquirir su forma individual, o sea, de una persona a otra (interpersonal) y todo lo que esto implique (besos, abrazos, caricias, sexo, pasión etc). No es que solamente esta obra haya logrado todo eso, si no que es en el momento de su creación cuando el fenómeno se estaba gestando. Cupido seguía jugando sus cartas.
            Es menester aclarar, que hasta aquí, el amor era propiedad exclusivamente de la clase noble, de las clases altas, era inconcebible que gente de origen humilde pudiera amar, en el sentido de pareja o enamoramiento, ya que, se lo consideraba como un arte complejo al que solo podían acceder personas bien educadas, preparadas e ilustradas.

            Era bastante complicado ingresar al círculo lúdico del amor. Primero ser de sangre noble, segundo ser o aparentar una persona cultivada y recién ahí estaban dadas las condiciones primarias para ingresar a este seráfico y peligroso juego, donde, o se ganaba todo, o se perdía todo.

            Tuvieron que pasar otros dos siglos, más o menos, para que la monopolización del amor se desmantele y llegue a todos los estratos sociales. Fue el movimiento de la Ilustración, corriente intelectual del siglo XVII al XVIII, que propugnaba el dominio de la razón humana y por tanto la valoración suprema del hombre, el que protagonizó la democratización de este sentimiento, planteando que era una cualidad interna de todas las personas sin ningún tipo de distinción.

            De esta época ya nacen ideas varias sobre el amor. Las dos más importantes e influyentes las mencionamos a continuación.

            En primer lugar, en palabras de Christiane Zschirnt; “en el ámbito de la nobleza europea de los siglos XVI y XVII se dan por supuestas las aventuras extramatrimoniales. Valían tanto para hombres como para mujeres. El amor consistía esencialmente en seducir y en ser seducido, y requería discreción, táctica y muchas habilidades retóricas. En el siglo XVII nadie se hubiera incomodado ante la afirmación que el amor era una convención social. El amor galante fue un exquisito juego de sociedad el que hubo expertos: los libertinos y las coquetas”. Es cierto que todo esto se daba por sabido, mas el hecho de ser descubierto significaba la muerte social.

            Cabe aclarar que en ese momento el amor y el matrimonio estaban lejos de ser relacionados. El amor era pasión, fuego, intenso pero temporal, de poca duración. En cuanto al matrimonio, era una institución vista con frío cálculo sea por motivos económicos o políticos, de donde se buscaba generar alguna ventaja de la unión.

            En segundo lugar, ya terminando este periodo brota el sentimentalismo. Que en palabras de la supra mencionada escritora se  define como un lugar donde: “reinan las sensaciones! Aquí se abren los corazones, aquí uno es sensible, aquí habla el alma! En este lugar los labios se estremecen, los nervios revolotean, las manos tiemblan. Aquí uno suspira y languidece, existe el desaliento y la esperanza, se fracasa y se sufre. También se llora. Todo llega al corazón.” “El amor romántico deja al descubierto el corazón”.

            Como verán Cupido seguía desperdigando sus atributos, aunque uno de ellos, un tanto nuevo,  estaba emergiendo para dar un nuevo rumbo a las cosas. La durabilidad del amor y por lo tanto su compatibilidad con el matrimonio. Tal es así que hoy lo consideramos como sentimiento base del matrimonio. En lo personal me hubiera gustado que la historia termine aquí pero tal como,  Werner Sombart,“consideraba la desnaturalización del amor en la sociedad como una última etapa de un proceso destructivo de evolución que no es privativo de la cultura occidental: En primer lugar, el amor perdió su individualidad con el cristianismo, que lo unificó y teocratizó: ningún amor era genuino si no provenía de Dios, si no era aprobado por la Iglesia. Le siguió un período de «emancipación de la carne», que comenzó con tímidas tentativas y que se continuó, con los trovadores, con un período de sensualidad más acentuada, de desarrollo pleno del amor libre e ingenuo. Por último, aparecieron una etapa de gran refinamiento y, como colofón, la relajación moral y la perversión.”
            Si bien no coincido en los puertos que da a la evolución de nuestra palabra, este renombrado cientista social realizó trabajos también dedicados a este tema y en lo que si puedo consentir plenamente es que como colofón se vino “la relajación moral y la perversión”, que es, la opinión de muchos, la característica principal de nuestro presente.
            Concluyendo este pequeño artículo me remito a la pregunta inicial que dio pie a  este desarrollo:… Pero esto es así? O mejor dicho, esto fue siempre así?...

            Decía Werner Sombart en su obra Lujo y Capitalismo que: “ como las olas del mar, los distintos modos de vida se van sucediendo. La ola que ahora nos lleva no tiene nada que ver con la que en su ascensión y decadencia queremos estudiar aquí”, luego continua; “los desarrollos no son rectilíneos sino que conviven tendencias opuestas. De ahi que solo en un sentido general, se puede hablar de una evolución uniforme en la concepción y práctica del amor en nuestra edad moderna”.

            Quiten ustedes sus propias conclusiones, aunque independientemente a ello, luego hay que reflexionar sobre a que tipo de amor correspondemos. Hacer esto seria como un mecanismo de prevención a las jugadas del travieso y siempre presente Cupido.

             A modo de actualizar este artículo y debido A que en el momento de su confección  el autor no conocía este nuevo concepto; el de Amor Liquido del sociólogo Zygmunt Bauman, se pasa a describirlo brevemente;

           En las sociedades capitalistas con la lógica de mercado imperante, sostiene Bauman, se han vuelto frágiles los vínculos humanos y las relaciones interpersonales se han tornado superficiales, con menos compromisos, muchas de las veces poco duraderos, sin estabilidad.  Detalla que en este tipo de sociedad de mercado ya no se buscan relaciones sino más bien conexiones, ya que las conexiones sugieren la posibilidad que en caso de aburrimiento o agotamiento las personas puedan simplemente desconectarse como se haría en una red virtual. Esto sucede según el sociólogo debido al exacerbado individualismo, típico de las sociedades capitalistas posmodernistas en donde el ethos económico invade la conciencia humana para instalar en las relaciones interpersonales la perspectiva consumista transformando a las personas  en mercancía  resultando el amor una especie de consumo mutuo basado en una racionalidad economicista.


“Por ello el amor se ha vuelto líquido, fluye,  cambia constantemente  y toma caminos inesperados, ya que el individuo también cambia, nada es sólido como el pasado que lo describe con valores más firmes y menos volubles.” Z. Bauman.
Leandro Prieto Ruiz.
 
Leandro Prieto Ruiz.