jueves, 11 de septiembre de 2014

ANTECEDENTES DE LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO COLORADO



                         ANTECEDENTES DE LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO COLORADO


El General Caballero tenía grandes intuiciones. Captaba perfectamente, por ejemplo, la dialéctica entre nacionalismo y liberalismo, no como un asunto superficial, sino cabalmente. El nacionalismo siempre pugno por la preservación de lo autóctono, la identidad nacional; el liberalismo, en cambio, buscaba eliminar  nuestros caracteres nacionales, a favor de una supuesta globalización de relaciones humanas. Para el nacionalismo, la consigna era penetrar en el pensamiento de Francia y los López, para enarbolar al ser nacional; para el liberalismo la cuestión giraba entorno a Adams Smith y la escuela manchesteriana. Lógicamente, ambas posiciones eran contrarias. Y como era necesario enfrentar al liberalismo, nada mejor que promover la fundación de un gran partido nacionalista y popular, que por encima del tiempo y de los acontecimientos, asumiera en plenitud la defensa de la tradición nacional. Tales son los antecedentes ideológicos, éticos y sociológicos, que presidieron la fundación de la Asociación Nacional Republicana (Partido Colorado) el 25 de agosto de 1887.
No debemos olvidar que durante el gobierno  del Dr. Francia, se registra una gran conspiración interna, orientada a derrumbar los cimientos de la independencia nacional y entregar el país a Buenos Aires, a fin de restaurar el antiguo Virreinato del Río de la Plata. Frente a tamaña pretensión, el Dr. Francia uso un rigor legítimo, en cumplimiento del mandato de los grandes Congresos de los años 1811, 1813, que encomendaban a los primeros gobiernos patriotas, la preservación de la independencia y soberanía del Paraguay.
También hay que mencionar que bajo la presidencia  de don Carlos A. López, se creo en Buenos Aires una  denominada “Asociación Paraguaya”, integrada por algunos que renegaron a su patria, proponiendo una guerra de conquista, para incorporar al Paraguay a la Confederación  Argentina, pretensión que el pueblo de la Republica  califico de traición a la patria.
Y también es imprescindible mencionar la formación de la “Legión Paraguaya”, en víspera de la guerra de la triple alianza, para luchar militarmente en dicha contienda, contra el gobierno del Mcal López. Estos tres antecedentes  explican  perfectamente lo que ocurría en el campo militar, político e ideológico, en un enfrentamiento total con el nacionalismo, hecho que a ningún paraguayo podía pasar desapercibido.
El liberalismo se equivoco muy grandemente, cuando pensó que con la destrucción del Paraguay, como resultado de la guerra de 1864- 1870, el nacionalismo había sido extirpado  del sentimiento paraguayo. Para desmentirlo, alli estaba el Gral. Bernardino Caballero, a la cabeza de un gran movimiento de opinión nacionalista, dispuesto a seguir combatiendo al liberalismo en el terreno de las luchas  electorales.
Aquel cometido, que no pudo ser planteado todavía bajo las presidencias de Juan B. Gill y de Cándido Barreiro, en parte porque las condiciones objetivas no estaban maduras, y en parte también porque se aguardaba a una gran personalidad (como la del Gral. Caballero) para asumir el liderazgo, recién en 1887 pudo concretarse aquel noble propósito nacional. Además, al iniciarse en 1880 la primera reconstrucción nacional, bajo la presidencia del propio Caballero, la situación se despejo lo suficiente, como para abrir paso a fundación de un gran partido requerido por las circunstancias históricas en consecuencia, cuando en 1886 el Gral. Caballero entrega el mando a su sucesor, el Gral. Escobar, el Centauro de Ybicui intuyó acertadamente que la hora de fundar una gran entidad política nacionalista, había finalmente llegado.
Con esto también queda demostrado que en la fundación del partido colorado el 25 de agosto de 1887, no hubo nada improvisado; por el contrario, se crearon primeramente las condiciones objetivas propicias, para abordar después con pleno éxito, la concreción histórica de una gran fuerza política nacionalista, para enfrentar así a la corriente liberal. Basta una lectura del texto del manifiesto fundacional, firmado por el Gral. Caballero, para verificar detenidamente todo lo mencionado. Aquel proceso, visto hoy a través de la distancia y del tiempo, se asemeja a una obra de arte, cuidadosamente elaborada.
La realidad se encargo de sancionar con fuerza irrebatible la condición de partido político mayoritario que exhibió el coloradismo, desde su nacimiento mismo. Todas las veces que el pueblo fue convocado a elecciones, la respuesta fue categórica; los candidatos colorados triunfaron por amplio margen de sufragios; hecho que permitió que la reconstrucción nacional se fuera consolidando en los años siguientes y que el Gral. Caballero presidiera la agrupación en forma continuada, inspirando a los gobiernos sucesivos- hasta la traición del año 1904- las medidas exigidas para solucionar los problemas nacionales.
 
                                                                                                                                LEANDRO PRIETO RUIZ

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