Esbozo sobre el republicanismo paraguayo y sus pretéritos propósitos con respecto al Trabajo.
Fueron varios los republicanos quienes, impregnados
de las ideas progresistas de la época pusieron al pódium del debate, y entablaron
lucha por las cuestiones sociales emergentes de aquella época en una sociedad herméticamente
conservadora.
Es así como, tan solo por citar algunos, Ignacio
A. Pane, Telémaco Silvera, Antolín Irala, Ricardo Brugada entre otros tantos, se
convirtieron en auténticos adalides de la cuestión social de comienzos del
siglo XX.
La jornada laboral de 8 horas, el proyecto de
ley de descanso dominical, el proyecto de ley de accidentes laborales, la ley
de enseñanza mínima y la lucha por los derechos políticos y civiles de la mujer,
que permitiría en aquel entonces su inserción formal al mundo laboral, fueron
algunos de los ejes en que se empeñaron, los citados, por conquistar, construir
y consolidar.
Al decir de Leandro Prieto Yegros en su obra “La
Ideología Colorada. Bosquejo Histórico y Capítulos Fundamentales”:
“El surgimiento de la denominada "cuestión
social" se halla asociado al incipiente desarrollo industrial que tuvo el
Paraguay hacia finales del siglo XIX. Desde un principio, el coloradismo adoptó
una posición de simpatía con los obreros, cooperando decididamente con los
primeros intentos de organización sindical.
Esta solidaridad con la suerte de los trabajadores
no es, en modo alguno, una actitud demagógica. Bajo el gobierno del general Bernardino
Caballero fue promulgada la primera ley laboral de nuestra historia. Amparaba a
los mozos de hoteles, cocineros, cocheros, mucamas y trabajadores del servicio
doméstico. Esta ley fue promulgada el 18 de julio de 1884.
Más adelante, el 22 de mayo de 1891, fue
fundado el primer sindicato obrero paraguayo, también bajo un gobierno
colorado. Fue la Sociedad Tipográfica del Paraguay y de ella desciende el actual
Sindicato de Obreros Gráficos. Más adelante, el 7 de noviembre de 1902, fue
establecido el descanso dominical y en días feriados para empleados y obreros.
En esa época, el Senado era presidido por Bernardino Caballero, quien respaldó
decididamente el proyecto, el cual se debió a una iniciativa de la Asociación de
Empleados de Comercio, presidida por un colorado, don Jorge López Moreira.
Proyectos
Legislativos
Dos prominentes colorados, Ignacio A. Pane y
Ricardo Brugada, fueron quienes acompañaron con su simpatía, con su prédica y
con su apoyo, al movimiento obrero, en su lucha por legítimas reivindicaciones
sociales. En 1911, Ignacio A. Pane junto con Ricardo Brugada y con Antolín
lrala, presentó al Parlamento un proyecto que establecería el régimen de las 8
horas de trabajo. En 1917, presentó otro proyecto sobre arbitraje obligatorio y
la creación de un Departamento Nacional de Trabajo.
Este
Departamento tendría facultades de "estudiar las condiciones del trabajo y
las industrias, esencialmente en las relaciones de patrones y obreros, descanso
dominical, trabajo de mujeres y niños, estado social de los indios, régimen de
obrajes y yerbales, a fin de proponer las reformas legales y medidas
administrativas tendientes a mejorar la situación de los obreros y de los
indios, en armonía con el progreso económico y cultural del país"
Funcionarios del Departamento tendrían
facultades de ingresar a los establecimientos comerciales e industriales para
vigilar el cumplimiento de las leyes sociales. No se requeriría según el
proyecto, de orden de allanamiento alguna y se podría utilizar la fuerza
pública en caso de oposición, con la única condición de que el acto fuese
cumplido en horas de trabajo.
Por su parte, Ricardo Brugada fue honrado con
el título de socio fundador del "Centro General Obrero" en 1907. A su
gestión se debió la fundación de la "Sociedad de Mozos", de la que
desciende el actual Sindicato de Empleados Gastronómicos. En 1912, organizó la
"Sociedad de Carreros". Colaboró con los sindicatos en varias
huelgas, algunas de las cuales lograron resonantes éxitos, como la de los
tranviarios.
"Desigual lucha del obrero"
Decía Brugada: "No busco popularidad ni
persigo interés personal o político, como afirman mis calumniadores; busco el
bienestar de la clase obrera, siempre olvidada en nuestro país, y en ese ideal
reconcéntranse todos mis esfuerzos. Enarbolo la bandera del desinterés en medio
de este grosero mercantilismo que nos devora; y me creo con fuerzas suficientes
para conjurar todas las tempestades que surgen a menudo en la desigual lucha
del obrero y del capitalista, y que hoy preocupan a todos los gobiernos del
orbe"
El fuerte sentido de identidad con la lucha
gremial llevó a Ignacio A. Pane a decir, en un estudio divulgado en 1916, que
el Partido Nacional Republicano se había adelantado en materia social, al incorporarla
a su programa. Y agregaba, "No puede decirse que el problema obrero figura
en nuestra plataforma política como simple reclamo. No nos hemos limitado a las
palabras, a las lindas promesas. Hemos llevado a la práctica nuestras ideas
socialistas” refería al proyecto de jornadas de 8 horas y a otras iniciativas.”
Cada partido tiene su historia, que se nutre
del sacrificio, las luchas y las gestas del pasado. El coloradismo, por
ejemplo, tiene una importante ejecutoria histórica, que debe ser conocida no
solo por colorados sino por todos los paraguayos, porque si bien estos
conocimientos son la base de la gran tradición republicana, también es cierto que
forman parte de la historia del Paraguay.
Leandro Prieto Ruiz.
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